Continuamos con la intrigante historia de nuestra compañera. Esta vez veremos cómo fue su llegada a Malta, sus primeras impresiones y sus problemillas:
Todo el mundo recogÃa su correspondiente equipaje… menos yo.
SÃ, chavales, esa maleta rosa que me habÃa comprado la tarde anterior en una tienda de maletas… la misma que llené de mil cosas que seguramente nunca utilizarÃa… la misma maleta que preparé con todo mi cariño mientras mi madre dormÃa en el sofá, esa misma nunca llegó al aeropuerto aquel 16 de septiembre del verano del 2007. De repente y a mis 20 añazos me empieza a caer una lágrima de un tamaño que jamás imaginarÃais. No me podÃa creer que aquello que tantas veces escuché que le pasaba a la gente me estuviera pasando a mÃ. Ahora que han pasado casi 3 meses desde aquello me cachondeo de lo que pasó pero en aquel momento fue muy triste. Fue triste porque yo jamás barajé la idea de que algún dÃa esa maleta iba a volver a los brazos de su dueña, si no que se me metió en la cabeza que nunca más la iba a volver a ver.
A esto se sumó que mi nueva amiga se tenÃa que ir… cosa que me daba también bastante pena y en fin… entre unas cosas y otras… tenÃa un estrés emocional muy considerable…
Me acerqué al mostrador ése que ponÃa algo asà como “Lost Bagagge†y mientras lloraba en inglés, que es un llanto mucho más fuerte…y da mucha más pena, les conté también en inglés que me habÃan perdido la maleta.
Tomaron mis datos y el color de mi maleta y me prometieron que la encontrarÃan. Yo no me lo creà porque aquella situación me hundió hasta lÃmites insospechados… y salà del aeropuerto donde vi al hombre que venÃa a recogerme… muy mono él, con un cartelito con el nombre de la escuela.
-“Why are you crying?â€
Realmente no querÃa volver a recordar el por qué… pero tuve que hacerlo. Enseguida, aquel hombre empezó a sentir por mi un curioso amor fraternal y me dio una charla que no la hubiera entendido ni en castellano…xD
El paisaje que habÃa delante de la luna del coche se me antojó de muchas maneras… de todo menos buena. Era árido, habÃa chumberas de estas, enormes y un calor que se te pegaba en cada uno de los poros de la piel… pero me encantaba. A pesar de todo… me encantaba la idea de estar ¡por fin! en aquel lugar con el que habÃa soñado durante todo el verano. A la media hora llegamos a Bügibba que está en la BahÃa de St Paul, en el un cabo que hay al norte de Malta.
Confieso que al principio me impactó pero no necesité más de un dÃa para cogerle cariño a ese lugar de color ocre, blanco y rojo que se despertaba cada mañana delante de la ventana de mi habitación.
TenÃa un encanto especial.
Imagino que es cierto aquello de que… lo que hace especial a un sitio… es la gente que vive en él…Y en este caso no fue ninguna excepción.
Continuará…
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